
Sobre mí
Soy traductora políglota con más de 15 años de experiencia. Mamá de dos niños humanos y un perro. Entusiasta de la filología y la literatura infantil. Sociable, y algo reservada también. Viajera cada vez que se puede, comedora de mangos, amante de las infusiones, de las plantas...
A los 16 años traduje al inglés Piedra de mar, de Francisco Massiani, para compartirla con un amigo. Me quedó lleno de errores, pero fue cuando supe que quería hacer esto toda la vida.
El inicio: UCV y el descubrimiento de la subtitulación
Todo comenzó en la Universidad Central de Venezuela, donde me gradué en marzo de 2013. Mi paso por la Escuela de Idiomas Modernos fue transformador, no solo por el conocimiento de lenguas que adquirí, sino por las personas que marcaron mi camino.
Mis profesores de alemán e italiano fueron fundamentales. Me enseñaron que aprender un idioma no es solo memorizar vocabulario o reglas gramaticales: es comprender una cultura, una forma de ver el mundo, una manera de expresar lo inexpresable. Esa sensibilidad lingüística se convirtió en la base de todo mi trabajo posterior.
Pero hubo un momento específico que definió mi carrera: una ponencia de Xosé Castro Roig sobre subtitulación. En esa charla, descubrí que existía un campo donde convergían mi pasión por los idiomas, mi fascinación por la oralidad y la narrativa, y mi obsesión por los detalles. La subtitulación no era solo traducir: era adaptar, sincronizar, respetar el ritmo, captar la esencia. Era, en esencia, artesanía lingüística.
Desde entonces, ese enfoque artesanal ha guiado mi trabajo, aportando dedicación y atención a cada proyecto para que alcance su máximo potencial.